Add parallel Print Page Options

22 La gente se admiraba de sus enseñanzas, porque enseñaba como corresponde a quien tiene autoridad, y no como los escribas.(A) 23 De pronto, un hombre que tenía un espíritu impuro comenzó a gritar en la sinagoga: 24 «Oye, Jesús de Nazaret, ¿qué tienes contra nosotros? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres tú! ¡Eres el Santo de Dios!»

Read full chapter